Explorando el más allá (parte 7)


Los científicos y las ECM

Las ECM (experiencias cercanas a la muerte) han sido siempre objeto de debate en el ámbito científico. El evento es sumamente complejo debido a que la experiencia, en muchos casos, involucra a inexplicables eventos externos y también a distintas personas aparte de la propia que la atraviesa.
Diversos expertos, por todo el mundo, intentan explicarlas según distintas áreas de estudio y como siempre ha sido, el problema para llegar a la verdad no lo plantea la ciencia si no la necedad de algunos científicos...

Principales hipótesis explicativas:

  • Espiritual

Para algunos, las ECM son una prueba de que la mente, consciencia, psique, alma o espíritu como entidad inmaterial, se separa del cuerpo físico, que actúa como mero soporte material, para dirigirse a otro reino.

En un estudio elaborado por Sam Parnia, de la Universidad Stony Brook —que pertenece a la Universidad Estatal de Nueva York (EE.UU.)— y cuyos resultados fueron publicados en la revista Resuscitation en octubre de 2014, un hombre de 57 años, afirmó que se encontró en el rincón de la habitación y observó cómo trataron de salvarlo con desfibriladores. Según Parnia, algunos testigos confirmaron ciertos detalles y, tras analizar los aparatos que emplearon, los investigadores concluyeron que esta persona pudo ver acontecimientos que tuvieron lugar tres minutos después de sufrir el paro cardíaco. Los datos de este caso son muy importantes ya que lo más probable es que el cerebro del paciente estuviera completamente "apagado" cuando experimentó la salida de su propio cuerpo.
Sam Parnia lidera, junto con Peter Fenwick, la investigación científica AWARE, las siglas en inglés de "conciencia durante la resurrección", englobado dentro del Human Consciousness Project, que documenta a gran escala experiencias cercanas a la muerte en 25 hospitales de América del Norte y Europa.

El doctor Bruce Greyson y Lauren Moore hicieron un interesante estudio sobre la capacidad de recordar de las personas que dicen haber tenido experiencias cercanas a la muerte. Analizando estos recuentos, los investigadores notaron cinco factores que parecerían hacer que los recuerdos de estas experiencias no sean muy nítidos ni muy detallados:
  1. Las experiencias cercanas a la muerte suelen ocurrir en presencia de paro cardíaco, lo cual generalmente produce amnesia del evento.
  2. Pueden suceder bajo la influencia de medicamentos psicoactivos que alteran la memoria.
  3. Usualmente ocurren en situaciones traumáticas, que influyen en la memoria.
  4. Generalmente son asociadas con emociones fuertes, que influyen en la memoria.
  5. A veces son reportadas mucho tiempo después del evento.
Greyson y Moore administraron un examen estándar de características de memoria a 122 personas que habían tenido un encuentro cercano con la muerte. El examen está basado en el hecho comprobado de que las memorias de eventos reales tienden a tener más información de color, sonido y demás datos sensoriales, más información del contexto y más soporte de detalles e información emocional. Al realizar el cuestionario se les pidió que proporcionaran información sobre tres tipos de eventos: el roce con la muerte, otro evento que vivieron cerca de ese período y un episodio imaginario de ese periodo. Los resultados mostraron que los eventos cercanos a la muerte tenían más coeficiente de realidad.
Los autores señalan:

"Las memorias de estos eventos tuvieron mayor calificación en el examen que las memorias de eventos reales, que a su vez tuvieron mejor calificación que las memorias de eventos imaginarios... el hecho de que los registros en el examen fueron más altos en las experiencias cercanas a la muerte sugiere que son recordadas como 'más reales' que los eventos reales, lo que coincide con cómo son descritas."

Existen miles de relatos vividos por personas que experimentaron el fenómeno, incluso ciegos (por ejemplo aquellos que recogen Elisabeth Kubler-Ross y Kenneth Ring​ en sus investigaciones) y describen con detalle el entorno físico (personas, situaciones, objetos, etc.) en que se encontraban durante la experiencia, a la postre coincidentes con la realidad.​ Es más, incluso personas con formación científica y académica aseguran haber experimentado tal fenómeno, como Eben Alexander, neurocirujano de Harvard, que ha dado testimonio de una realidad extracorpórea tras sufrir nueve días en coma documentándolo en el libro Proof of heaven (2012, traducido como La prueba del cielo, Barcelona: Planeta, 2013).​ Por otra parte, destacados médicos, como Robert Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, afirman que la vida después de la muerte ya es científicamente compatible con las últimas versiones de la mecánica cuántica.

Esta (la hipótesis espiritual) es claramente la que marca un camino de investigación correcto, ya que no solo es compatible con el testimonio de los sujetos sino que además no intenta justificar de manera forzada a algunos de los elementos paranormales presentes en las ECM atribuyéndolos a alucinaciones imposibles de probar y dejando de lado otros a los cuales ni siquiera analizan.

  • Psicoanalítica

En 1976 se sugirió que la ECM era una forma de despersonalización, de disociación, que actúa como defensa ante la amenaza de muerte en situaciones de extremo peligro. Psiquiátricamente, la disociación se define como una respuesta adaptativa a un trauma físico o emocional intolerable y, según el DSM-IV, no debe ser considerada patológica por sí sola; para estimar su potencial “malignidad” con mayor precisión se cuenta con los cuestionarios DES y DES-T. La disociación es la capacidad de abstraerse de la realidad (verbigracia, alguien que está concentrado viendo la televisión); este tipo de respuesta aparece en algunas víctimas de trauma (secuestros, violaciones…) que, inconscientemente, intentan evitar esta realidad desagradable con fantasías más apacibles.

Respecto a esta teoría disociativa, Bruce Greyson publicó en el Lancet (2000) un artículo en el que busca una relación entre los trastornos disociativos, como patología psiquiátrica, y las ECM. Concluye que las personas que han sufrido una ECM obtienen mayores puntuaciones en los test DES que aquellas que no han tenido ninguna, si bien los valores se mantienen siempre por debajo del umbral de lo patológico. Otro estudio de Greyson, publicado en 2003, afirma que existen personalidades “proclives” a la ECM y, lo que es más curioso, que esta tendencia es independiente de la religiosidad.

De todas formas, y a pesar de esta aparente correlación entre ECM y disociación, no se trata del mismo tipo de fenómeno, ya que las ECM son percibidas como completamente reales, al contrario que la despersonalización típica. Así mismo, las ECM se diferencian de la despersonalización en que lo alterado no es el sentido de la identidad propia (la “yo-idad”), sino la asociación de esta identidad con las sensaciones corporales.

Otra hipótesis psicológica relacionada con las ECM, formulada por el astrofísico y cosmólogo Carl Sagan, mantiene que el sistema neurológico se reinicia tras la experiencia traumática de la muerte; por eso la luz al final del túnel es una regresión al momento del parto y la salida del útero, donde no hay luz, al exterior, fuertemente iluminado, a través del canal del parto, y las personas conocidas serían las figuras de los padres y la sensación de bienestar la suministrada por las endorfinas de la leche materna. No obstante, esta teoría es inválida por dos razones: la primera es que un niño nunca nace mirando hacia delante sino exponiendo la coronilla, y la segunda es que la experiencia del viaje a través del túnel la han sufrido también personas que han nacido por cesárea; sí sería viable si se extiende el momento del parto a experiencias un poco posteriores en la manera en que puede interpretarlas el cerebro de un feto recién nacido.

  • Fisiológica

Primero se estableció la hipótesis de la anoxia. Esta analogía se dedujo por las similaridades entre las ECM y las G-LOC (Gravity-induced Loss Of Consciousness): cuando un piloto de avión de caza hace un pull-up, tirando fuertemente de los mandos para ascender, la fuerza centrífuga les empuja contra el asiento con una magnitud que es varias veces la de la gravedad, por lo que la sangre se les baja a los pies. Así, el cerebro se queda sin oxígeno y se produce lo que se llama un black-out: va desapareciendo la visión periférica, cerrándose el campo visual en un túnel hasta que, por fin, se pierde el conocimiento.

Así mismo, en una situación de hipoxia cerebral, la corteza visual se desinhibe, de modo que las neuronas empiezan a dispararse anárquicamente. Dado que el 90% de las células de la retina (y, por tanto, del córtex visual) están en la fóvea, en la región central del campo visual, la percepción que se tiene de ese disparo aleatorio es la visión de un centro más iluminado que se va ampliando según más células empiezan a descargar.

Se ha refutado esta teoría de la anoxia basándose en que las personas que han sufrido una ECM han sido capaces de razonar con claridad, mientras que en la hipoxia sabemos que ocurre lo contrario, pues se caracteriza por una capacidad de juicio reducida y un pensamiento errático.

De manera inexacta esta hipótes trata de explicar la visión de túnel, pero no puede hacerlo con otros fenómenos presentes en las ECM como las visiones divinas y los flashbacks de memoria. En este sentido, ciertos trastornos epileptiformes del lóbulo temporal se han asociado con la aparición de sentimientos místicos, los mismos que en la ECM. Y esta región cerebral es especialmente sensible a la anoxia que ocurre en una situación de hipoperfusión (falta de riego sanguíneo), lo cual apoyaría la teoría.
Respecto a las sensaciones de bienestar y paz, se ha especulado con la secreción endógena de endorfinas. Esto concordaría con el hecho de que aquellas personas en las que se ha empleado naloxona (un antagonista de endorfinas) durante la reanimación reportan ECM’s más bien desagradables.

La conciencia de hallarse muerto podría encontrarse en una enfermedad neurológica: el síndrome de Cotard o del «cadáver ambulante», por el que el paciente percibe la ilusión de que ha fallecido después de un trauma muy fuerte o en etapas muy avanzadas de algunas enfermedades a consecuencia de cambios en la corteza parietal y prefrontal. El síndrome de Cotard, también llamado delirio de negación o delirio nihilista, es una enfermedad mental relacionada con la hipocondría. El afectado por el síndrome de Cotard cree estar muerto (tanto figurada como literalmente), estar sufriendo la putrefacción de los órganos o simplemente no existir. En algunos casos el paciente se cree incapaz de morir.

Una última investigación por Dean Mobbs y Caroline Watt intenta justificar este tipo de experiencias desde un punto de vista negacionista, simplificándolo. Mobbs y Watt indican que muchos de los síntomas clásicos de las ECM son reportados por personas que nunca estuvieron en peligro de morir. Esto sugiere que la percepción de que uno está cerca de la muerte es tan traumática y perturbadora como para lograr ocasionar algunas de esas experiencias.

Por otro lado, una investigación reciente dirigida por Rick Strassman sostiene que una potentísima droga producida por el propio organismo, la llamada N,N-dimetiltriptamina o DMT, produce algunos de los efectos relacionados con las ECM como alucinaciones autoscópicas y la visión de fantasmas.

Y, por último, algunos investigadores han relacionado las ECM con la secreción de serotonina, que explicaría las OBE (experiencia fuera del cuerpo; en inglés OBE o a veces OOBE: out-of-body experience) y las alucinaciones místicas. Otros, por su parte han dicho que podía tratarse de un trastorno disociativo análogo al producido por la ketamina, pasando por alto que las alucinaciones de esta tienden a ser terroríficas e irreales.

En cualquier caso, de todas las explicaciones proporcionadas sobre una base fisiológica, no todas parecen factibles, y, de las más verosímiles, ninguna cubre todos los sucesos que ocurren en una ECM. Además de que también hay descritas ECM en ausencia de daño físico, donde la relevancia de estos mecanismos fisiológicos quedaría muy en entredicho.

  • Telepática

Los que sostienen esta hipótesis sugieren que las experiencias cercanas a la muerte donde los resucitados relatan con detalle las maniobras de resucitación, podrían ser un ejemplo de telepatía: la hipótesis sería que la mente al despertar y aun antes de que el sujeto retome la conciencia, interroga telepáticamente a los participantes en la maniobra y construye una imagen onírica de lo sucedido. Al respecto, los monjes ZEN, afirman que en lo más profundo de la mente hay una conexión con algo que está más allá de nuestra comprensión y que justamente hay que anular la razón como primer paso para alcanzar dicha conexión, que es lo que buscan los monjes al meditar.

Análisis final:

Vistas ya las principales hipótesis científicas de trabajo resta analizar casos y testimonios para ver cual de ellas se adapta mejor. A continuación podrán ver un dossier emitido en el programa Cuarto Milenio durante tres episodios consecutivos y en donde se puede ver una serie de testimonios e historias de personal médico (enfermeras) que han tenido contacto con experiencias de este tipo y en donde los detalles que cuentan son sorprendentes.
Enfermeras, ECMs y fantasmas en hospitales

1. Cuarto Milenio - extracto del episodio nº542


2. Cuarto Milenio - extracto del episodio nº543


3. Cuarto Milenio - extracto del episodio nº544

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