Recuérdame. La historia detrás de la historia (parte 6)
El autor y su creación.
¿Cuánto hay de la vida real de un autor en sus obras? ¿Cuánto hay de la personalidad de un autor en sus personajes?Son preguntas interesantes y que a poco de ponerse a escribir uno empieza a plantearse ya que, si uno es observador cuando escribe, los personajes comienzan a hablar como uno, empiezan a pensar como uno y actúan como lo haría uno en ciertas circunstancias.
Lo anterior también se aplica a los pasajes de nuestra vida (en mi caso muchas vivencias de mi niñez y temprana juventud). Desde que tengo memoria me ha gustado el arte clásico (estilos como el renacentista, el barroco, el victoriano) tanto en la música, como en la pintura, la escultura y la arquitectura. Hay muchas imágenes de todo aquello, que pueblan mi mente y que plasmo al escribir.
Afortunadamente en la actualidad puedo encontrar muchos artistas de diferentes disciplinas que satisfacen mis ansias de disfrutar de aquello en el presente.
En música, por ejemplo, les puedo mencionar a la violinista Lindsey Stirling a quién disfruto mucho escuchando.
Lo anterior también se aplica a los pasajes de nuestra vida (en mi caso muchas vivencias de mi niñez y temprana juventud). Desde que tengo memoria me ha gustado el arte clásico (estilos como el renacentista, el barroco, el victoriano) tanto en la música, como en la pintura, la escultura y la arquitectura. Hay muchas imágenes de todo aquello, que pueblan mi mente y que plasmo al escribir.
Afortunadamente en la actualidad puedo encontrar muchos artistas de diferentes disciplinas que satisfacen mis ansias de disfrutar de aquello en el presente.
En música, por ejemplo, les puedo mencionar a la violinista Lindsey Stirling a quién disfruto mucho escuchando.
Aquí voy a contarles un secreto sobre mi obra, en Recuérdame he puesto, en algunos sectores especiales de la trama, pasajes reales de mi propia vida, no les comentaré cuales (les dejaré que traten de descubrirlos). Son hechos de mi vida que me han marcado de alguna manera muy especial y que nunca he querido dejar que se borrasen de mi mente; me imagino que hasta es posible que algunos de ustedes, cuando lean ciertas partes de Recuérdame, se encontrarán leyendo pasajes de sus propias vidas... y espero que les evoquen la misma melancólica felicidad que me evocan a mí.
Con respecto a los personajes, debo confesar que me encanta verme reflejado en ellos. Mucho de lo que ellos dicen son cosas que yo pienso realmente. No importa el sexo ni tampoco su característica principal (si son buenos o malos) ya que, así como sucede con el ying y el yang, el bien y el mal están mezclados en todo y en todos, y lo que define que es bueno y que es malo es la proporción de bien y de mal que hay en cada actitud o en cada persona...
Los discursos más duros, las cosas más difíciles de decir, por lo general, las dicen los personajes que consideramos "malos" (aunque no es así siempre y ahí es cuando más impactan) y las cosas más lindas y agradables quedan reservadas para los "buenos" (suena injusto, pero así funcionan las historias).
Sin embargo en Recuérdame mis personajes no son enteramente "malos" ni enteramente "buenos" (eso no sería real, sería un cliché propio de la inmadurez y ya, como escritor, hace tiempo que estoy a salvo de eso). Uno puede ver como mis personajes van cambiando a medida que les van pasando diferentes cosas (e irán cambiando mucho más en el futuro, de maneras que les sorprenderán, se los aseguro) y así como la vida nos va cambiando a todos, a ellos también les pasa igual.Aquí dejo esta entrada, que ha sido un poco introspectiva, con una reflexión propia y personal: "Escribir un libro es posiblemente lo único más fascinante que leerlo".

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