Recuérdame. La historia detrás de la historia (parte 7)

Las obras perfectas.

Hay ocasiones en las que algo no puede ser superado ni mejorado, y ni siquiera el tiempo ni los adelantos pueden traer mejores versiones de algo ya existente... Todos tenemos siempre esa creación, esa obra que ocupa el primer puesto en nuestras preferencias, me refiero a un libro, una canción, una película, etc... La pregunta es ¿Por qué? ¿Qué es lo que hace que esa obra sea nuestra favorita o, al menos, que se encuentre entre nuestras favoritas?

Pintura de Vladislav Nagornov
A mí, esto me ha pasado muchas veces y en diferentes rubros; me he dado cuenta de como algunas obras que me han encantado en el pasado, aún hoy día, siguen siendo las mejores para mí. El tiempo no ha hecho que encontrara ninguna otra obra que ocupara su primer puesto en mis preferencias... Denomino a esas obras como "obras perfectas" y son creaciones que sigo disfrutando hoy en día tanto como la primera vez que las conocí.
Quiero contarles aquí cuál que es mi canción favorita (la que es para mí, mi "obra musical perfecta").
Mi primer contacto con ella fue cuando era niño y estaba comenzando a ser joven.
En aquel entonces disfrutaba a diario de una audición de radio en la que se leían pasajes de libros de autoayuda y se intercalaban esas lecturas con obras musicales pertenecientes al género new age. Era muy común escuchar música de muy reconocidos artistas como Vangelis o Kitaro (por mencionar a dos de los más destacados).
Todo el estilo de aquella audición radial, así como esa música que pasaban, me gustaba mucho; sin embargo un día escuché una música en particular que me fascinó (escucharla fue de inmediato algo especial y diferente a las otras).
Afortunadamente, siempre que una música terminaba, la locutora decía de cuál se trataba y así fue como conocí el álbum: Danza de fuego en el horizonte de David Lanz.
Cada tanto se emitían diferentes canciones pertenecientes al mismo álbum y cada vez que las oía me dejaban embelesado. Poco tiempo después puede adquirir una versión del mismo para escuchar todas las canciones cuando quisiera y cuantas veces quisiera...

Pintura de Vladislav Nagornov
El tiempo pasó y a pesar de los años, aún hoy día sigue siendo mi obra favorita. Siempre me he preguntado ¿Por qué? ¿Por qué no ha ocupado otra obra musical su lugar en mi máxima preferencia? Si ya la he escuchado tantas veces, si ya han salido cientos de canciones nuevas del mismo género, inclusive del mismo artista...
Y luego de pensarlo por mucho tiempo me he dado cuenta de que la única respuesta posible es porque Danza de fuego en el horizonte tiene un "alma" (no un alma como la nuestra, claro está, sino la clase de alma que puede llegar a tener una obra). Al escucharla se percibe de inmediato que esa obra tiene un "brillo", un "aura" que la rodea y que le fue otorgada por su creador y sus intérpretes. El amor que un artista siente por su obra queda plasmado en ella durante el momento de su creación, son los creadores los que dotan a sus creaciones de ese "alma" especial... y es por eso que enfáticamente insisto en que una persona que se dedica al arte tiene que amar profundamente lo que hace y no debe hacer arte por ningún otro motivo, se nota cuando es así y se nota mucho.
Esa impronta única e irreemplazable que le imprimen los sentimientos del creador a su obra, la dota de un "alma" que puede ser percibida por otras almas (y esta vez sí hablo de almas humanas).
Cuando el artista hace una obra que él considera será el pináculo de su carrera, lo mejor que él puede realizar, poniendo su alma entera en ello, hasta en el más mínimo detalle... en ese momento crea una obra para la posteridad, una "obra perfecta", que no será superada jamás por ninguna otra.

Pintura de Vladislav Nagornov
Lamentablemente, hoy en día esto es algo cada vez mas difícil de encontrar... Esto se puede ver mucho en la industria del cine. Es muy común ver como la primera película de una saga es muy buena y las siguientes caen de nivel (a veces de manera abrupta) y cosechan críticas negativas, de los que otrora fueron sus "fans".
Pasa con las series también, que en cuanto se cambia a sus guionistas originales por otros, ya dejan de tener ese estilo especial e intangible que tenía antes (no quiero citar ejemplos porque estoy seguro que cada uno de ustedes ya tiene el suyo propio), la serie pierde su gracia, a veces se vuelve tonta y sus seguidores la siguen viendo por simple "inercia"... pero ya no más por placer.
El comercialismo, lamentablemente, puede arruinar al arte en cualquiera de sus formas (música, literatura, cine, etc...). Cuando la obra artística se convierte en un producto, ya deja de ser algo inspirado, para convertirse en una mera trampa comercial que solo busca exprimir, a toda costa, la franquicia en cuestión.
Es por eso que no escribo una novela tras otra; yo disfruto del placer de escribir (busco mi inspiración cuando escribo) y dejo mi alma en mis páginas, con el único objetivo de hacer mi mejor obra... y eso es Recuérdame, es mi "obra perfecta".
No quiero terminar este post sin comentar que lo he realizado agregando estas bellísimas pinturas de uno de mis artistas favoritos Vladislav Nagornov, ya que su arte está presente en muchas imágenes mentales que forman parte de mis momentos de inspiración al escribir y además compartir un video donde puedan disfrutar de un pasaje de lo que es la maravillosa Danza de fuego en el horizonte. Está compuesta por 21 temas en total y aquí les dejo uno de ellos:

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